miércoles, 20 de julio de 2011

La muerte natural y el sangrado no mortal

"Me hice mujer" a los 12 años. Un poco tarde, a comparación de mis otras compañeras. Cuando ocurrió estaba muy asustada pues pensé que mis indagaciones sobre el mundo de 'allí abajo' habían causado alguna clase de consecuencia, pero no era para nada eso, era la regla. Mi madre casi me da una medalla; lloró, grito, me abrazó y yo tenía sentimientos encontrados. Había crecido escuchando todo el tiempo conversaciones acerca de sangrar durante tres días, comprar pañales para mujer, no poder bañarse, dejar de hacer muchas cosas divertidas en determinados días, preocuparse porque no llega y etc., era normal que estuviese aterrada ¿no? Además tenía el cerebro al tope de comentarios tipo: "ya te tocará", "ya pronto serás toda una mujer" y "disfruta mientras no viene".

Y es cierto, muchas de nosotras no sabemos qué plaga se nos ha impuesto hasta que los primeros vestigios de dolor y molestia aparecen. Suerte para algunas pocas, tener la regla no pasa de ser un ciclo normal que ataca, perdón, que llega y se va en tres días o más y punto. No cambian horarios, no cambian rutinas, casi casi no la sienten; no obstante, a mi me parece que esas mujeres solo existen en la ficción de los comerciales de toallas higiénicas y tampones.

Mi primer ciclo duró como 10 días, por lo que mi madre saltó hasta el techo. Mi madre, debo decir, viene de una historia ginecológica bastante traginada: ha tenido miomas, fibromas, quistes y todo aquello que pueda una imaginarse; fue operada de una histerectomía y ha pasado por cuanto aparato de intromisión vaginal exista. Ahora me asusta cuando le digo que me duele, pues quiere que vaya al ginecólogo que atiende "su caso". El tipo que le ve la pupa a mi mami, no me resultó tan cómodo.

Un ciclo menstrual para mi, ahora que llevo más de 10 años entrenándome para sobrellevar este estigma de mujer, tiene por lo general las siguientes casi malabarísticas características:
  • Una semana antes mi vientre tiene eruptos internos, es decir, mi aparato reproductor se retuerce de tal manera que mi cuerpo emana un sonido muy parecido al que hacen las tripas cuando no se ha probado bocado.
  • En el transcurso de esta semana, en promedio, me gasto medio paquete de toallas higiénicas (TH en adelante) puesto que todo el tiempo siento que "me esta bajando" (expresión que se utiliza para describir la expulsión de coagulos de sangre a causa de la destrucción del endometrio). A esto le llamó la molestosa falsa alarma.
  • Días antes, tal vez uno, mi sistema digestivo que por lo general es de tipo restrictivo (es decir, soy estreñida) de pronto tiene un ataque de "expresividad". 
  • Dolor de cabeza sin causa aparente, dolor corporal a nivel de las caderas y luego... cae.
  • A veces antes, a veces durante y muy pocas veces (pero más graves) después de la caída es que los dolores mentruales propiamente dichos, es decir, lo cólicos desmadrados, aparecen.
  • Cambios hormonales con consiguientes alteraciones de humor, a veces. Tal vez tenga el SPM (Síndrome Pre Mentrual) pero mis cambios de humor los atribuyo a problemas psicológicos subyacentes.
  • Las TH en mi caso deben ser puestas con protectores delante y detrás, osea que pongo grandes cantidades de papel higiénico (PH) por si "algun accidente" ocurre. 
  • Usualmente me quedo en casa estos días, pero cuando hay que salir... llevo un maletin extra con el arsenal higiénico correspondiente: THs, toallitas húmedas, pastillas para el dolor menstrual, sobrecitos de "té especial para mujeres", una truza extra y mucho mucho PH.
  • La primera noche, al domir, tengo que acostarme boca abajo y no moverme durante la siesta. Porque de soñar, nada nada.
  • Me demoro media hora en el baño sólo para encargarme de limpiar bien la zona "dañada".
  • Cuando he cometido "faltas" mi cuerpo me castiga y en vez de darme chorritos me da coágulos gigantes y con vida propia. Con faltas me refiero a esa pila de cosas que te dicen las mujeres más antiguas acerca de no bañarse, no hacer ejercicio, no comer helados, etc.
  • Las "faltas" también hacen que los cólicos sean peores. Para aquellos con aparato reproductor un tanto distinto, debe ser algo así como sentir cólicos estomacales en los testículos. Para aminorar ese dolor, el agua de orégano es el complemento perfecto de las píldoras.
  • Subir las escaleras, pararse luego de haber estado sentada, bañarse para volverse a ensuciar (incluso cuando recien te empiezas a cambiar), ir a orinar, tener clases de física, tener relaciones sexuales, dormir y otra serie de actividades cotidianas se entorpecen o simplemente se cancelan.
  • Tres días después, sigue cayendo. Cinco días después las TH son reemplazadas con toallitas diarias. Siete días después aun no se si ya se fue o si vendrá en algun momento del día, porque su sistema consiste en abandonarte de a pocos. Y cuando menos me doy cuenta ya falta poco para que inicie el siguiente ciclo.


¿Alguna vez les ha pasado que entran al baño a orinar y de repente las sorprende una impresionante descarga de restos de endometrio que caen por cuenta propia, y que aun cuando ajustas los músculos pubocoxígeos para evitar su caía, su rápido proceder no te da tiempo de apuntar la salida hacia el inodoro?

Es frustrante tener que soportar años y años de descarga frenética. "La roja" es una película de suspenso, con algo terror a veces y mucho de ciencia ficción; acción sangrienta y comedia, mucha comedia para sobrellevar las crisis. Esto es lo que escribí alguna vez en mi estado (facebook) y no encontré algo mejor que retratara mi impotencia y la realidad que implica esta muerte natural:

"Un aplauso, tres abrazos, millones de besos y un par de 'Ponstans' para las mujeres que tenemos que soportar cada bendito mes la venida situacionalmente irreparable de la sorprendente obra y gracia de la naturaleza femenina que nos obliga a aceptar sin refunfuñar, los procesos hormonales que alteran nuestra existencia durante aproximadamente tres o cuatro días cada 28 mañanas o noches, en promedio, teniendo que lidiar cada una con las respuestas del propio cuerpo y acostumbrándose a este hecho con la promesa de algún día encontrar en él una recompensa después de nueve meses de "disfrutar" su ausencia y con la eterna y a veces lejana espera de, la que hora me urge, MENOPAUSIA."

miércoles, 20 de abril de 2011

Hay errores que son de dos


Hay errores que son de dos. Hay errores que no duelen, sino hasta que el karma te los hace ver. Hay errores que desean cometerse, que gozan el descaro de la alevosía. Pero hay errores, también, que albergan el pecado de la imprudencia y nada más. Y es entonces que una no puede -no debe permitirlo- sentirse culpable. Porque la culpa a veces es un castigo demasiado grande para un delito menor. Su condena, es crónica; nunca te hará libre.


Ximena Sariñana (2008)